Cine fórum: Cárceles bolleras. Jueves 20, 19h
Si sabemos muy poco de las cárceles de mujeres en el Estado Español, conocemos menos aún sobre cómo se desarrolla cotidianamente la sexualidad de las mujeres presas. Cárceles Bolleras (Cecila Montagut, 2018) nos adentra en la temática de las sexualidad y afectividad entre mujeres en las prisiones del Estado. A partir del relato de diversas mujeres excarceladas, acompañado de discursos de académicxs y activistas, la película trata la diversidad de prácticas y significados del lesbianismo en prisión.
Como sabemos, la cárcel femenina tiene como clientes a las mujeres de clases populares, migrantes, gitanas, mujeres con historias de violencia de género que por lo general han cometido pequeños delitos contra el patrimonio o la salud pública. Es un espacio de discriminación para las mujeres en términos laborales, educativos y espaciales, de reproducción de los roles de género a través de una oferta laboral y educativa muy limitada y de corte patriarcal. Es bastante reconocido por los estudios de género en prisión que se trata de un espacio en el que la reinserción cobra un sentido moralizante, en el que los carceleros cuestionan a las mujeres no sólo por haber cometido un delito, sino también por no haber cumplido con las expectativas de género asociadas a la buena mujer, buena madre, o buena esposa.
Sin embargo, la cárcel también es una institución compleja, que, por sus especiales características produce importantes paradojas, sobre todo, en términos de género. Y es que el encierro de mujeres da lugar a un espacio de socialización exclusivamente femenino que permite que la prisión sea un espacio de cierta liberación corporal y afectiva entre mujeres, donde diversas formas de afectividad y sexualidad pueden surgir más fácilmente, configurando nuevos deseos y formas de relación entre mujeres y reforzando y transformando identidades sexuales. El documental desgrana y critica muy bien muchos de los motivos atribuidos al lesbianismo preso: la homosexualidad instrumental, la atribución del lesbianismo a la necesidad de afectividad, o las identidades de la cultura carcelaria femenina del machito, la viciosa, o la bollera. Además, nos deja entrever muchas prácticas de solidaridad femenina, de resistencia, pero también de represión, de lesbofobia, de “institucionalización” a través de la creación de parejas oficiales, de persecución de relaciones abiertas o de utilización de las relaciones sexoafectivas -especialmente, las heterosexuales- para medios correccionales. El docu tiene la virtud de contar con testimonios de varias presas de distintas edades, procedencias, identidades sexuales y de género que han pasado por prisión en momentos históricos diferentes, desde la dictadura hasta hoy y enriquece el tema al dejar apuntadas algunas diferencias con las identidades sexuales no hegemónicas en las cárceles masculinas.
No obstante, nos surgen algunas preguntas en estas intersecciones: ¿qué tipo de contradicciones nos generan los discursos que buscan la igualdad desde la institución? ¿cómo luchamos contra la discriminación sin favorecer la legitimidad del castigo y sin reforzar el poder de la institución sobre los encarceladxs? ¿cómo integramos, como nos pide Katia, en las luchas feministas y LGTB+ a lxs encarceladxs?
Si todavía no la has visto y te animas a debatir con nosotrxs, el próximo jueves 20 de octubre en el Local Anarquista Magdalena la proyectaremos en el Cine-Fórum Dos Hermanas a las 19 de la tarde. ¡Te esperamos!